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La sinergia entre la preservación de las florestas y el bienestar animal
El desarrollo sostenible y productivo de la ganadería depende del equilibrio entre la protección de las florestas y el bienestar animal
*Por Camila Trigueiro de Lima - Radar Verde
En 2022, la ONU incluyó el bienestar animal (BEA) como una preocupación política esencial en el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). El aval de la propuesta fue un consenso entre los 193 países miembros durante la asamblea en Nairóbi, Kenia. La aprobación significa el compromiso de los países en proteger a los animales y sus hábitats, además de cumplir requisitos de bienestar animal.
Algunos de los motivos que hizo con que esa propuesta avanzara en la ONU fueron detener la pérdida de la biodiversidad, mitigar los cambios climáticos, reducir la polución y disminuir el riesgo de nuevas enfermedades zoonóticas infecciosas.
¿Pero en la ganadería es posible que haya una relación entre el bienestar animal, el medio ambiente y el desarrollo sostenible?
Sí, los bovinos pueden recibir confort ambiental para minimizar situaciones de estrés y mejorar el desempeño de sus actividades por medio de la preservación de la naturaleza.
Es un hecho que, en muchas regiones, los bovinos permanecen en pasturajes el año entero, expuestos a la intensa radiación solar directa. La exposición intensa a la fuerte radiación solar directa puede ser un potente estresante ambiental para el animal.
Efectos estresantes del ambiente pueden provocar innumerables perjuicios en el bienestar, en la salud y hasta en la productividad de los bovinos. Para equilibrar los efectos estresantes del ambiente sobre la salud y el bienestar del ganado, el animal debe estar en condiciones en que esté libre de sed, hambre, dolor, injurias y enfermedades, además de estar libre para expresar su comportamiento natural y de cualquier extremo de incómodo térmico (ya sea calor o frío excesivo).
Según datos del Instituto Nacional de Meteorología (INMET), de 2005, casi la totalidad de los pasturajes en Brasil presentan condiciones climáticas que ofrecen estrés térmico calórico en grados medianos o severos para animales sin protección.
En datos más recientes del INMET (vea la figura siguiente), fue posible observar anomalías de temperaturas promedias variando frecuentemente entre valores arriba de 0,4°C en los estados de Amazonia Legal entre 2017 y 2020, por ejemplo. Es importante destacar cuanto el rebaño en la región amazónica es representativo sobre el potencial de producción de carne bovina de Brasil, una vez que solamente los nueve estados pertenecientes a la Amazonia Legal ya reúnen el 43% del rebaño bovino de Brasil y corresponden al 45% de todo el sacrificio de bovinos bajo inspección federal realizado en 2022 en el país, de acuerdo con datos de MAPA.
Las altas temperaturas en las regiones en que están situados los pasturajes pasan a ser una preocupación para el bienestar animal en la ganadería, pues, cuando se trata de calor, los animales sufren pérdidas calóricas en ambientes cuya temperatura es considerablemente superior a la del animal.
¿Cómo la preservación de las florestas puede influenciar positivamente el bienestar animal en la propiedad rural?
Los árboles son una protección muy eficaz contra la fuerte radiación solar al ofrecer sombra, además de otras funcionalidades, como protección contra vientos y abrigo de lluvias a los animales. De esta forma, preservar la naturaleza es un óptimo recurso para mejorar las condiciones de bienestar animal en la propiedad rural.
Además, se cree que puede ser un factor benéfico para la salud de los animales confinados en propiedades que quedan cerca de carreteras u otras vías de acceso al tránsito de vehículos, en que la estructura generalmente es precaria, en pizarra, y hay un gran volumen de partículas de polvo por el desplazamiento de los automóviles. La preservación de árboles en el límite de esas propiedades podría auxiliar en la condición de bienestar y salud de los bovinos confinados, pues la vegetación puede contener una cantidad expresiva de partículas de polvo suspendidas. La capacidad natural de las florestas en capturar contaminantes transportados por el aire ha sido observada y reconocida como un servicio ecosistémico (Popek et al., 2015; Sgrigna et al., 2016; Vieira et al., 2018). Los árboles estarían evitando, por lo tanto, el desplazamiento de un número más grande de partículas de polvo al espacio de confinamiento de los animales, además de promover sombra en el entorno de la propiedad y favorecer condiciones de un microclima equilibrado, promoviendo un mayor confort ambiental en el lugar.
¿Los efectos del calor intenso pueden ser realmente perjudiciales para los bovinos?
En temperaturas arriba de 80 grados Fahrenheit (~27°C), el ganado sufre estrés fisiológico, intentando enfrentar su carga de calor. Aunque el ganado, a esa temperatura, no presente riesgo de muerte, tendrá una necesidad más grande de mantenimiento para enfrentar el calor (DEWELL, 2010).
Aún de acuerdo con Dewell (2010), en comparación con otros animales, el ganado no puede disipar su carga de calor de una forma muy eficaz. El ganado no suda efectivamente y depende de la respiración para resfriarse. Otro factor, además de las condiciones climáticas, es que el proceso de fermentación dentro del rumen genera calor adicional que el ganado precisa disipar. Todavía, como los bovinos no disipan el calor de forma eficaz, ellos acumulan una carga de calor durante el día y lo disipan de noche, cuando hace más frío. De esta forma, durante condiciones climáticas extremas, con resfriamiento ambiental insuficiente de noche, el ganado acumula una cantidad de calor que no se puede dispersar.
Hay diversos factores relacionados al estrés térmico en bovinos (vea la figura 1) y, de acuerdo con Idris et al (2021), en un evento de estrés térmico agudo de uno o dos días, el ganado crea formas adaptativas de corto plazo a la condición de cambio del clima, como beber más agua, aumentar la respiración y sudar para disipar el calor del cuerpo. Sin embargo, en eventos de estrés calórico crónico, a medida que las formas adaptativas de corto plazo fallan, la temperatura corporal aumenta gradualmente, resultando en una reducción del consumo de ración y baja producción.
Según Medeiros y Vieira (1997), altas temperaturas también pueden influenciar en el crecimiento y aumento de peso de los bovinos. La temperatura ambiente influye en el desarrollo ponderal, crecimiento de los jóvenes, conformación y tamaño, terminación, conversión alimenticia, seguimiento del peso, tasa de crecimiento del embrión, peso al nascer, peso en el pre y post tete, etc.
Además de las alteraciones citadas, como defienden Medeiros y Vieira (1997), hay varias otras reacciones fisiológicas en los bovinos desencadenadas por el sistema neuroendocrino, por las cuales el organismo intenta compensar efectos climáticos adversos para mantener la homeotermia. Sin embargo, se desvía energía para la realización de esas reacciones termorreguladoras, energía ésta que se podría haber utilizado para el crecimiento y desarrollo de la musculatura del animal.
Trayendo ejemplos, ¿cómo el confort ambiental a través de la preservación de la naturaleza y el bienestar animal pueden mejorar la productividad en la propiedad?
Veamos algunos estudios:
Estudios relatados por Embrapa analizando la influencia del tamaño de la sombra sobre el comportamiento y la fisiología de vacas lecheras a pasto observaron que, con acceso a 9,6 m² de sombra por animal, las vacas se quedaron el 50% del tiempo ejerciendo sus actividades diarias en ese lugar y presentaron el 70% menos interacciones agresivas en comparación con aquellas que tuvieron acceso a 2,4 m² de sombra por animal (24% del tiempo). Simplificando, evaluando los cambios de comportamiento y fisiológicos de vacas lecheras durante la estación de calor en la región subtropical, obtuvieron una mayor producción de leche individual en los animales con acceso a sombra.
A su vez, con relación a la ganadería de corte, el estrés por calor puede perjudicar la fertilidad (West, 2003). En la hembra, puede afectar la ovulación, el estro, la concepción y la supervivencia del embrión, y en los machos puede reducir la viabilidad de los espermatozoides. Según Bird et al., (1992), vacas stresadas por el calor producen becerros más chicos y aumentan el intervalo de tiempo entre partos. Otros estudios, hechos por Sterza et al. (2016), observaron que sistemas de integración cultivo-ganadería-floresta afectan positivamente la producción de embriones in vitro de bovinos de corte.
Un estudio realizado por investigadores de Embrapa (2015) observó ventajas de la estrategia de producción ILPF (integración cultivo-ganadería-floresta) sobre bovinos, constatando como este sistema proporciona confort térmico en la cría de los animales, notando que la sombra puede reducir la temperatura ambiente en hasta 5°C. El animal que sufre con el estrés por calor reduce la ingestión de alimentos, pero, con acceso a la sombra, se puede abrigar, la carga térmica sobre él disminuye y, de esta forma, hay una menor necesidad de disipar el calor al medio.
De forma general, los árboles proporcionan protección contra extremos de temperatura, vientos y radiación solar intensa. En días de calor y de fuerte insolación, la sombra puede contribuir para condiciones de confort animal. Estudios de Porfírio-da-Silva et al. (1998) relatan que la temperatura del aire en el verano disminuyó en hasta 8°C en el pasturaje arborizado, y la incidencia de radiación solar global fue el 80% menos abajo de los árboles.
En una revisión realizada por Oke et al(2021) sobre el estrés ambiental y la productividad ganadera en trópicos de calor y húmedos, observando caminos de mitigación y perspectivas futuras para esas regiones, se destaca que bajo altas temperaturas, la mejora en la producción puede ser viable, con modificaciones en el ambiente en que el animal está, además de mejores prácticas relacionadas a la nutrición, prácticas de manejo y selección genética.
De esta forma, comprendemos cuanto la preservación del medio ambiente puede establecer importantes condiciones de bienestar animal en la propiedad rural y, además de ayudar a mantener el microclima estable en la propiedad, pueden traer, por lo tanto, beneficios para la salud y productividad de los animales, junto con el desarrollo de una gestión socioambiental más consciente y efectiva para el productor y su entorno.
*Camila Trigueiro de Lima es analista de encuesta del Radar Verde. Ingeniería de Alimentos por la Universidad Federal de Maranhão (UFMA), con perfeccionamiento en Gestão por Ohio University (EE.UU.), fue gestora de la calidad y actuó en auditorías para certificaciones y habilitaciones de plantas frigoríficas. En el Instituto del Hombre y Medio Ambiente de Amazonia (Imazon), contribuye para el mapeo de los frigoríficos que operan en Amazonia.